Project Description
NOMBRE COMPLETO DEL PROYECTO: CENTRO DE SALUD, PARKING PRIVADO Y PLAZA PÚBLICA EN VÉLEZ-RUBIO
SUPERFICIES CONSTRUIDAS: CENTRO DE SALUD TIPO II: 1918.35 M2. SÓTANO Y CALLES DE ACCESO: 2257.85 M2. URBANIZACIÓN Y ORDENACIÓN DEL ENTORNO: 1077 M2
FOTOGRAFIAS: JESÚS GRANADA, DAVID FRUTOS [BIS IMAGES]
Sobre el paisaje-territorio
Al hablar de Vélez-Rubio resulta inevitable aludir al gran peso que el paisaje ejerce sobre esta población. Desde la autovía Murcia-Granada, la localidad surge agazapada en las faldas del Maimón, como un hijo protegido por su madre ante la inmensidad de este grandioso territorio de la Sierra de María, en permanente diálogo con la cumbre homóloga La Muela. Como nota singular cabe destacar que hablamos de un territorio lleno de revelaciones, como el descubrimiento del conocido Abrigo o Cueva de los Letreros, lugar ubicado a las faldas de la Sierra de Maimón Grande, que alberga pinturas como el “Indalo”, figura antropomórfica que se ha convertido en el símbolo almeriense por excelencia, además de “El Brujo” o “El Hechicero”, entre otras, pertenecientes al Artes Rupestre. El arte rupestre de los Vélez fue declarado Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO, dentro del Arco Mediterráneo de la Península Ibérica, el 5 de diciembre de 1998.
En un lugar donde la inmensidad de la naturaleza es tan sorprendente, tan llena de matices y contrastes, sólo fue necesario observar para obtener las claves que determinarían el volumen y la vestimenta del edificio. La extracción de conceptos como tierra y nieve, brillos y opacos, luces y sombras, platas y marrones…, fueron los que determinaron el uso del acero como material único a emplear, con matices en su tratamiento superficial. La apariencia oxidada del acero corten de interpretando a la tierra y el aspecto metalizado del acero galvanizado de para materializar los destellos de la nieve y el cielo. La pátina adquirida con el paso del tiempo hará que los contrastes de estos elementos se vayan fusionando, mezclando, manchado, de forma que la piel del edificio envejezca de una forma natural sin que por ello pierda su identidad.
A priori el Centro de Salud se alza como un volumen amorfo y sin forma específica al igual que una cumbre montañosa. El edificio será descubierto por el que pasea o deambula por sus alrededores, para revelar las fisuras, oquedades, abrigos y cuevas talladas en la pieza de acero. Para enfatizar los vaciados o tallas en el volumen, se recurre a la utilización del color, de símbolos o de textos que permiten identificar los distintos puntos de accesos al edificio como zonas en los que la piel envolvente se abre y destapa el interior anunciándose al usuario. Rodear el edificio es una permanente sorpresa, a pesar de la repetición del pixelado de la piel de fachada. Podríamos decir que el exterior del edificio tiene infinitas caras e infinitos momentos modificados por la incidencia del sol, de las luces y de las sombras, de la gente que está y la que se va, o de la que plácidamente usa el espacio público de la plaza que le da acceso. En el interior de la caverna los espacios más luminosos y privilegiados son reservados para los que esperan el turno de su cita.
La otra cara de la moneda
Pero esta forma de volumen amorfo responde a un planteamiento de organización programática y funcional más complejo. La concepción del edificio parte de estrictos condicionantes como la limitación de la superficie construida con una desviación máxima del 4%, según la aplicación de un coeficiente estándar aplicable a esta tipología (superficie construida = superficie útil x coeficiente de 1,53). Además de por una limitación en la superficies de las estancias, condicionadas en forma, posición y relación conforme a una guía de diseño para este tipo de centros en Andalucía. Así que decidimos dar la vuelta a esta forma de operar y generar un sistema flexible que otorgara identidad a este tipo de edificio. Partimos del concepto de la suma de las partes o áreas con el cumplimiento estricto del programa cuyos útiles se estructuran bajo la ley de la suma según su afinidad, secuencias y sucesos buscados, como el sistema generador de un ente vivo donde su encaje se solidifica en un compacto de forma amorfa. Hablamos del empaquetado de partes mediante por un envoltorio único a modo de “férula”, la cual soporta y protege los huesos y el tejido blando, reduciendo el dolor, la hinchazón y los espasmos musculares. El resultado es un volumen amorfo que es tensado y grapado por un único embalaje. Esta comparativa es asumida en el Centro de Salud de Vélez-Rubio de forma radical. Una férula metálica es el tejido que contiene a unos programas usualmente muy sectorizados. Las aberturas necesarias para la ventilación de las estancias son difuminadas a través de perforaciones porosas, lo que enfatiza el aspecto confuso del edificio.
Este empaquetado debía evidenciar con fidelidad la naturaleza del lugar, que en esencia es la fusión de lo urbano y la naturaleza tan potente de la montaña. Lo cual se traduce en una piel continua que envuelve al edificio definida por un patrón de distribución aleatoria de paneles metálicos formado por dos tipos de tratamientos: acero corten y galvanizado. Dispuestos en planchas del mismo ancho y dos longitudes estándar (1 o 2 metros) en los que simplemente varía la disposición (abierta o cerrada). Sobre los huecos de fachadas, las planchas opacas son sustituidas por dos tipos de planchas perforadas con dos tamaños de agujeros. Este sencillo mecanismo de reglas sencillas dota a la envolvente de un buscado efecto vibrante de platas (nieve-cielo) y óxidos marrones anaranjados (tierra) que se funden del mismo modo que los materiales que conforman el fondo montañoso.
La elección de este sistema dota al aspecto del edificio de otro tipo de cualidades como la falta de escala o la pátina del tiempo. La solución de la fachada aporta confusión en la dimensión real del edificio, aparenta un gran tamaño a pesar de constar de sólo dos plantas, la escala real aparece en el momento en que interactúa con el volumen una persona, un vehículo o cualquier objeto de reconocida dimensión. Con el tiempo, el oxido bañará el pavimento de la plaza, saldrá verdina y musgo entre las piezas prefabricadas dispuestas en horizontal con un patrón que continua al de la piel metálica.
La otra gran premisa que condicionó la decisión de los materiales fue la condición económica. Tuvimos que recurrir al metal a granel en stock manipulado simplemente por el plegado de la chapa y sustentado por perfiles estándar tipo T como perfilería auxiliar de la fachada ventilada. La provisión, suministro, colocación y montaje de las piezas de acero fueron ejecutadas por una empresa dedicada a la construcción y reparación de barcos ubicada en el Puerto de Almería. Esto hizo posible que la fachada ventilada en acero se resolviera con 25 euros el metro cuadrado, cifra a considerar como toda una ganga.